CLUB DE LECTURA DE MARZO: ‘ÉRASE UNA VEZ EL FIN’

On 10 marzo, 2016 by Redacción Creatividad Literaria

Decíamos en la introducción a la entrevista que hicimos a Pablo Rivero: no adelantaremos título ni nombres propios, pero sí que se9788433998040 avecina guerra editorial por ver quién publica a uno de los autores nacionales con un debut más sonado de los últimos tiempos: La balada del pitbull (Trea, 2002). Pues bien, ha sido Anagrama quien ha publicado la tercera novela de Pablo Rivero y que es la elección de nuestro bibliotecario fetiche, Manuel González, para el Club de Lectura de marzo. Uno de los escritores favoritos de Manolo es Irvine Welsch. La novela de Rivero va en esa línea. Como sus dos títulos anteriores, el escritor asturiano apuesta por un protagonista amoral, asocial, violento e incómodo. En Érase una vez al fin abundan escenas oscuras, molestas de leer, testigos de bajeza humana. El alma del protagonista vaga por la vida en estado de putrefacción. En la charla que mantuvimos con él le preguntamos por el estado anímico en el que se sentaba a escribir, dado este espíritu destructivo y alejado de cualquier empatía con el lector que marcan sus novelas. Nos respondió lo siguiente:

          Con uno de indignación. Veo algo que me molesta y pienso «esto sería una historia para escribir». Juego mucho con el recurso de transformar algo feo, horrible, en algo medianamente aceptable. Tiene mucha fuerza.

«Un narrador puro», dice de él Ricardo Menéndez Salmón y así la ve el escritor y crítico Alberto Olmos:

«Érase una vez el fin reivindica esa narrativa voraz y deslenguada que casi ha desaparecido de nuestras librerías por el afán de la corrección política… Es un libro extraordinario, durísimo, escrito con la precisión poética más memorable de los últimos años de nuestra narrativa…»

SINOPSIS: Érase una vez el fin es la confesión de un condenado, no necesariamente por la ley –aunque se la salte cuando haga falta–, sino por un entorno degradado y carente de dignidad, donde la solidaridad entre desheredados se ha vuelto puñalada en la espalda o en toda la cara. El reverso de un anuncio reciente del Gordo. Un Gijón con ecos de Vian, Goodis y Welsh se prepara para recibir la Navidad. Un pianista de hotel alcoholizado que todavía vive en casa de los padres contrae una deuda de juego que no alcanza los mil euros. Acosado por sus perseguidores, emprende una delirante huida en espiral en la que, como si fuera un Scrooge contemporáneo, sobre todo se dará de bruces con los fantasmas de su pasado. Esta novela de Pablo Rivero –uno de los más destacados representantes de «la literatura de barrio DC (después de Casavella)», según Kiko Amat– se pregunta si existe realmente la posibilidad de redención en un entorno marcado por la ausencia de perspectivas, el trabajo precario y el paro, los malos tratos, el odio de clase y el desprecio por uno mismo, las adicciones, la sordidez y el hastío. Y lo hace con un estilo adrenalínico marca de la casa; un chute de realidad.

PABLO RIVERO (Gijón, 1972): camarero, ayudante de albañil, descargador del astillero, reciclador de cartu37683_1chos de tinta, almacenista, docente, músico y letrista de algunos grupos underground: son algunas de las innumerables ocupaciones que ha desempeñado a lo largo del tiempo y que le han permitido conocer a un sinnúmero de personajes de muy variada índole, además de construir una visión muy particular de los márgenes sociales. A veces escribe libros, como La balada del pitbull (2002), convertido en obra de culto, y Últimos ejemplares (2006), basados en historias de juventud y fracaso.

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