LETICIA SÁNCHEZ RUIZ. «DEJARSE LLEVAR»

On 13 junio, 2013 by Redacción Creatividad Literaria

Los libros luciernaga

Antes de empezar la entrevista, charlamos unos minutos sobre la importancia de valorar las palabras y de ahondar desde pequeños en el gusto por el lenguaje. Según lo dijo no lo escribí, pero se me ha quedado grabado:

«Si no te sabes expresar bien, eres incapaz hasta de decirle a alguien que le quieres».

A mí esta ya me parece introducción suficiente, pero si queréis datos objetivos, numéricos, biográficos y de relumbrón…

Con El precio del tiempo, ganó el IV Premio Tétrada Literaria de Novela Corta en 2004. Cinco años más tarde, su primer trabajo largo, Los Libros Luciérnaga,  es reconocido con el Premio Internacional de Novela Emilio Alarcos Llorach. Su último  libro, El gran juego se alza con el Premio Ateneo Joven de Sevilla en 2011. Si os importa nombre completo, edad y lugar de nacimiento: Leticia Sánchez Ruiz. Oviedo 1980.

Efectivamente, ha dado en la diana con todas sus publicaciones. Aparte de la triada talento+perseverancia+mucha lectura, yo extraigo otra virturd: Dejarse llevar por la historia pensando en lo que a ella le gustaría leer. Si se bloquea mucho mira la lavadora. Y así, dice, «se me va colando la vida dentro de los libros».

(Café, zumo, cigarros y paraguas casi perdido bajo el toldo de La Corte, Oviedo)

 

  ¿Qué importancia tiene el relato o el cuento en la formación de un escritor?

Todos los escritores somos cuentistas. Yo siempre he escrito cuentos y mis novelas tambíen de algún modo son un poco cuentos. Para mí la madre , la patrona es Sherezade y el espíritu de ‘Las mil y una noches’. Ese sugerir, hacer soñar, la fantasía, la vitalidad. En España el cuento está denostado, no tiene el vigor que tiene en América, tanto del norte como del sur (Terminada la entrevista Leticia nos recomienda los Cuentos Completos, para adultos, de Roald Dahl)

     ¿Cómo fueron tus inicios de escritora?

Como diría Bolaño  «escribir es un destino», es algo que te acompaña siempre. Me acuerdo de niña creando historias aún cuando no sabía leer. Cogía los libros con ilustraciones y me lo inventaba todo, unas historias maravillosas, que si mi tío era un marinero de ultramar … Tanto me lo creía que mi madre recuerda que la gente le decía sorprendida «qué bien lee ya la niña»…  Luego, en clase, cuando me aburría también escribía. Al publicar mi primera novela con 28 años todos comentaban «¡qué suerte!», pero ¿y todo lo que quedó en el cajón? Es más lo que queda que lo que se publica. Cuando envié la novela al concurso y ganó, entonces empezó mi carrera oficial de escritora, pero he escrito desde siempre.El Gran Juego

     ¿Y el presente cómo es?

Me dedico solo a escribir, de forma profesional. Es un oficio muy artesanal. Vas escribiendo, leyendo, pensando, reflexionando.

     Después de una novela corta, dos libros de los «gordos». ¿Cómo te organizas para no perder el  horizonte en más de 400 páginas?

Es bastante caótico… En las primeras entrevistas de Los libros luciérnaga, cuando me hacían esta pregunta, por vergüenza yo respondía que sí, que me hacía mis esquemas y eso… pero mentía. Yo en realidad empiezo siempre escribiendo lo que creo que será una novela corta pero luego la historia me va llevando. Es como un viaje con amigos por ejemplo al sur de Francia. Sabes adónde vas pero desconoces cuál va a ser la relación con tus compañeros de viaje, los sitios que conocerás,etc. Es mejor dejarse llevar. Eso sí, aunque escribo del tirón y nunca leo lo que hice el día anterior, una vez terminado trabajo mucho la corrección. Vuelvo al principio y comienzo a reescribir.

     Aprecio en ti un gusto, y un muy buen gusto además, por las metáforas ¿Es así? ¿Qué te aportan?

Así es. En primer lugar las metáforas aportan belleza y luego algo más certero: una flecha directa que apunta lo que quieres decir . Expresas más con una imagen y con sensaciones que describiendo. Entre «el cielo está gris» y «el cielo tenía el color de la panza de un burro», ¿no lo ves mejor con la última? Sin olvidar la belleza que aporta.

     También me parece que echas tu tiempo en describir bien a los personajes, en sus detalles.

Hay un refrán que dice «Dios está en los detalles». Es con los pequeños detalles como se conoce a la gente. Si hablas por ejemplo de alguien de tu familia a quien recuerdas con cariño no vas a decir tenía el pelo así o era muy buena persona. Contarás qué musica escuchaba o algo concreto que le gustaba hacer.

     Tienes premios en todas tus publicaciones ¿Te hace más libre? ¿O te obliga a mantener un estilo que gusta?

Nunca escribí ni para un premio ni para nadie. Pienso en un lector modelo que soy yo, en lo que me gustaría leer. Si escribes pensando en lo que le gusta a los otros vas bien jodido y además equivocado, porque no sabes lo que les gusta.

     ¿Qué lecturas recomiendas?

Siempre Cortázar. Había un eslogan en los ochenta de decía «Hay que leer a Cortázar» y yo creo que es verdad. Ahora, o empatizas con él o todo lo contrario. En general me gustan los escritores que tienen un mundo propio, que me hacen soñar.

     ¿Qué lees mientras escribes?

Como siempre estoy escribiendo y leyendo no separo, pero siempre procuro, entre comillas, documentarme. Si escribo algo donde los niños son protagonistas pues intento que en mis lecturas haya niños. Lo que estás leyendo influye en lo que escribes. Es como llevar una melodía en la cabeza. Todo influye. Veo un documental o charlo con un amigo y algo se cuela. Los libros son cosas vivas. Se me va colando la vida dentro de los libros.

     ¿Qué haces para mantener fresca la creatividad?

Escribo sin más y si me bloqueo escribo igual. Pero tengo un truco. Si me veo muy devorarada por el libro me voy a un sitio muy exótico: mi cocina. Me siento, me enciendo un cigarro y miro a la lavadora, a ese objeto blanco parado. Y a pensar… Lo más importante del libro a veces no sale escribiendo, sale de pensar mientras vas paseando o mientras cocinas o viendo la tele. Hay que pensar.

     ¿Y qué estarán pensando los fósiles mesozoicos de las baldosas de Oviedo?

¡¿Que por qué tardamos tanto en darnos cuenta de ellos?! ¿Ves? Es lo que te decía, hay que pararse a mirar y a pensar.

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