TINO PERTIERRA: «DISFRUTANDO DE ESCRIBIR SIN DARLE IMPORTANCIA»

On 19 noviembre, 2013 by Redacción Creatividad Literaria

Tino Pertierra. Lo conocerán, nombre y rostro, de la contraportada de periódicos del grupo Editorial Prensa Ibérica (EPI), como el asturiano La Nueva España, donde trabaja desde hace décadas y donde, como en el resto de diarios de EPI, se puede leer una columna semanal suya de ficción. Esta cita con el micro relato le permite ser a la vez periodista y escritor en el mismo medio; oficios, va por adelantado, que no divide en categorías, que posiciona al mismo nivel.

Si hablamos solo de novelas, posee una lista larga de publicaciones, por ejemplo: Los seres heridos, (ediciones Nobel, 1996) con la que ganó el Premio Tigre Juan, ¿Acaso mentías cuando dijiste que me amabas?, (Alba, 1998), Toda la verdad sobre las mentiras de los hombres, (Alba, 1999) o El secreto de las mujeres prohibidas, (Algaida, 2007). Durante la charla también aparecen cine y teatro, géneros de los que publica crónicas, críticas y que además ha probado y seguirá probando.

La que iba a ser una entrevista presencial con café se convierte espontáneamente, o por motivos cercanos al reto, en una charla a través del chat de Facebook y, para sorpresa de alguna,  las respuestas y el diálogo fluyen con agilidad. Será por él, porque sea cierto lo que más tarde confiesa Tino Pertierra: una de las cosas que sí puedo adjudicarme es que el diàlogo se me da bien, tengo facilidad para eso. Supongo que de ver tanto cine y de hablar con tanta gente distinta como periodista. Hacer cientos de entrevistas entrena el oído.

Ahora bien, aviso a futuros entrevistados: hecha esta prueba virtual, hecha la excepción. ¿O no…?

Una entrevista es un ejercicio de seducción, ¿no lo sabías?

Hala. Hala

Espera que pongo en el perfil una foto de interesante.

Jaja. Venga vamos. Conversación privada ¿eh?

Sí, claro, salvo la CIA.

¿Por qué escribes tanto sobre parejas, amor y mujeres?

     Grrrrrrrrrrrrrrrrrr. Empiezo.

Ataca

      Todo empezó cuando me cansé de escribir sobre política, que es lo que hace más o menos todo el mundo. Un día se me ocurrió una columna de ficción desde el punto de vista femenino, y para mi sorpresa, me llegaron varias cartas (no existía el email) diciendo que ya era hora de que se publicaran artículos distintos que dieran voz a la mujer, puesto que de aquella ni las mujeres columnistas lo hacían. El caso es que aquello me motivó y seguí escribiendo sobre ese terreno, especializándome de alguna manera en la visión femenina porque las mujeres son capaces de exteriorizar y verbalizar sentimientos mucho más que los hombres a los que nos «capan» esa capacidad desde que nacemos. De alguna manera, profundizar en el universo femenino, como dicen los cursis, me permitía indagar y descubrir paisajes mucho más interesantes para mí como escritor. Sin embargo, mis novelas tienen protagonistas masculinos.

¿Por qué arriba escribiste grrrr? ¿Te lo preguntan mucho? ¿Te molesta? Toda la verdad sobre las mentiras de los hombres

     Digamos que es una etiqueta que cargo con resignación. No me molesta, pero es muy reduccionista porque, como te decía, mis novelas tienen protagonistas masculinos y de mis artículos, la mayor parte no son sobre mujeres, pero llamó la atención y de paso me gané la animadversión de unos cuantos lectores masculinos.

¿ Te puede  la nostalgia cuando escribes?

     Más que la nostalgia es melancolía. Mis historias tienen mucho de ‘Casablanca’, sentimientos que fueron poderosos y el tiempo los calcinó, pero más que nostalgia por lo que fue hay cierta tristeza por lo que no pudo ser, y sospechando que tal vez eso era lo mejor que podía suceder. Bogart y Bergman, de haber seguido juntos, se habrían tirado los trastos a la cabeza. Por eso en mi última novela hice lo contrario, a modo de ajuste de cuentas, o de cuentos. Y creé un protagonista que nunca amó a nadie, que conoce a una mujer que no puede amar.

¿Puede llegar a machacar, a aplanar, el oficio de periodista a un escritor?

     Depende si consigues dividir ambos campos y mantenerlos protegidos sin que se contaminen el uno al otro. Lo difícil es encontrar tiempo para la ficción después de estar todo el día trabajando con materiales que se alimentan de verdad, o de la pretensión de verdad, por eso las columnas son una válvula de escape, cuento la realidad con la libertad de la ficción. Lo realmente duro de la vida de escritor es la exposición cuando estás al otro lado normalmente de la barrera.

Explica por farvor lo de la exposición. ¿A qué te refieres?

      Lo que me gusta de escribir es aquello que a muchos escritores no les gusta, que es escribir. Para mlos seres heridosí escribir es como respirar. No le doy importancia. Y lo que no me gusta es aquello por lo que muchos publican: la vanidad, salir en los medios, que te llamen a conferencias, tertulias, salir en listas generacionales, que te haga la crítica fulanito de tal, controlar las ventas, presentar libro, sacarse de la manga teorías profundas sobre tus intenciones e influencias. No me gusta hablar de lo que escribo, me siento incómodo, y cuando termino algo siento que ya no me pertenece, que el lector puede hacer con ello lo que quiera, por eso no me influyen las críticas ni positivas ni negativas ni voy implorando reseñas ni presento los libros, ni estoy al tanto de las trifulcas en internet entre los distintos clanes. Lo que me gusta es escribir, lo demás me sobra.

Vamos, tú a lo tuyo ¿no?

      Concentrado y disfrutando de escribir sin darle importancia.

¿Cómo te planteas esas columnas? ¿Cómo es la responsabilidad (¿presión?) de publicar semanalmente, por encargo, ficción?

     Cero responsabilidad. Tengo un cajón lleno de notas apuntes frases, ideas.

¿Así de fácil? ¿A diario?

     Me siento, elijo una que me apetezca desarrollar y echo a andar.

También escribes teatro. ¿Por qué crees que hay tan pocos autores de teatro españoles? y ¿qué te hizo a tí empezar?

      No sé por qué hay tan pocos, supongo que porque uno de los males de la literatura española es que pocos autores saben dialogar. Y una de las cosas que sí puedo adjudicarme es que el diálogo se me da bien, tengo facilidad para eso. Supongo que de ver tanto cine y de hablar con tanta gente distinta como periodista. Hacer cientos de entrevistas entrena el oído. Hice teatro de casualidad, conocí a un grupo amateur que buscaba un texto y me animé, lo que sucede es que no hice una obra en términos clásicos, agrupé unos cuentos, los moldeé como monólogos breves con un pequeño hilo argumental y los solté. Cometí el error de dirigir mis propios textos, y descubrí que odio los ensayos y que soy de los que no dirigen sino que esperan que el actor le dé alternativas y elegir la que más me gusta.

¿Y continúas?

     Lo dejé hace unos años, pero ahora me gustaría retomarlo solo como autor. Una pequeña obra experimental me la dirigió Andrés Presumido y es más cómodo que otros aguanten el ensayo. He dirigido algunos cortos invisibles, eso me divierte.

¿Invisibles?

    Los hice, los difrutamos rodando y los destruí.

Venga ya, no te creo. ¿Ni una copia para los nietos?

     Los actores deben de tener, yo no. Era una forma de probar cosas.

Tu nómina te permite no tener que preocuparte porque tus libros-cortos-piezas… vendan o no. En caso de perder el trabajo, ¿sería una salida la escritura?¿Acaso mentiste cuando dijiste que me ababas?

     La escritura tiene difícil salida. Podría volver a hacer talleres de escritura y seguramente podría volcarme en novelas ambiciosas que ahora no me puedo permitir. Pero no me vo haciendo blogs ni nada de eso.

Eso de los blogs no sé si tomármelo como algo personal….

     No estoy minusvalorando los blogs, solo digo que no son para mí.

¿Qué quieres decir con eso de que podrías volcarte en  novelas ambiciosas? ¿Nos estamos perdiendo un novelón de Pertierra por culpa del trabajo en el periódico?

     Nadie se está perdiendo nada, disfruto con lo que hago y seguramente hay columnas que dejan más poso en algunos lectores que un supuesto novelón. Novelón que no pasaría de las 300 paginas, por otro lado. No soy de los que consideran que el periodismo es clase B y la novela clase A. Eso solo lo piensan las mentes cojitrancas.

Por supuesto, son dos géneros diferentes. Estos cojitrancas…Pero venga, confiesa, ¿tienes ilusión por escribir algo? ¿Guardas alguna historia pendiente en tu cabeza?

     Tengo una libreta llena de historias que contar y llevo quince años con una trilogía.

¿15 años? ¿Y qué pasa? ¿Atasco?

     Al contrario, me he enamorado de ella y no la quiero compartir con nadie. No, disfruto tanto documentándome haciendo mapas cambiando cosas que si la terminara me sentiría huérfano, como mis personajes.

¿Te chivas algo?

¿Ahora estás con la pose esa de escritor interesante? ¿la de puño y barbilla?el secreto de las mujeres prohibidas

     No, estoy con la pose del niño despatarrado en la alfombra rodeado de juguetes.

Es una buena imagen. Sigo. Tienes un premio gordo en el 96, dada tu pereza por lo que rodea a la literatura dejaste también de presentarte a concursos?

     No me presenté a aquel premio, me presentó la editorial, Ediciones Nobél, porque tenía más confianza en mi que yo mismo. Es un premio a novela publicada. Nunca me había presentado antes ni me volví a presentar luego, claro.

¿Hacer críticas es duro o se disfruta? ¿No se te ablanda un poco la mano al criticar a un «colega»?

     Nunca hablo mal de un colega. Solo critico libros que me gustan, si no me gustan me callo. Con los libros puedo hacerlo, con las peliculas no, pero no me siento nada cómodo despellejando una película. En todo caso, con las peliculas pasa como con los articulos. Me dicen: es que no te gusta ninguna, pero no se acuerdan de las que ensalzo. Llama más atención el látigo que la pluma.

Así somos. Aparte de la novela de 15 años que no te planteas publicar ¿preparas algo más? Cuando llegas a casa o al bar o al parque ¿dónde te pones a escribir? Y en vacaciones, ¿escribes?

     Llego a casa muy tarde y entonces escribo. No sería capaz de hacerlo en bares ni parques. En vacaciones no escribo nada. Ni leo. Me gusta escribir de madrugada y pensar en el coche.

Trabajando en un periódico, ¿te sorprende más la realidad que la ficción?

      No. La realidad ya no me sorprende nada porque he visto de todo.

Como crítico que eres, ¿eres crítico contigo mismo? ¿Cuántas estrellitas te pones?

     Hasta el punto de que no me gusta nada de lo que escribo. No pongo estrellitas. Me pondría una media luna.

¿Nada de nada? Pero si dices que disfrutas escribiendo y luego no te gusta… ¿sufres leyendo?

   No, es que me distancio, y es como si lo hubiera escrito otro. De hecho nunca me releo.Ya no es mío. Hay cosas que me agrada como quedan, pero lo veo como si fuera un extraño.

¿Algún consejo a escritores principiantes?

     Que no nunca acepten consejos.

Venga, dime ¿de qué va ese libro gordo?

      Solo puedo decir que va de cine y que no transcurre en España. Hasta ahí puedo leer. No es que quiera hacerme el interesante, es que hay juegos que no se comparten con nadie. Los hijos con hermanos mayores me entenderán.

Decías al principio que una entrevista debe tener un punto de seducción. ¿Y escribir te sirve para seducir?

      Escribir es seducir con las palabras, es decir, atrapar la atención del lector y que se olvide de todo lo que pase fuera de ese cuarto de papel. Seducción como ejercicio de creación por ambas partes. Más allá de esa conexión invisible, imagino (bueno, en realidad lo sé) que hay autores que se aprovechan del aura (decreciente) de misterio que rodea o rodeaba al escritor para llevar la seducción a espacios más gimnásticos bajo las sábanas.

 

 


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