MILO J. KRMPOTIC´: «NO ENTIENDO A QUIEN SE PONE A ESCRIBIR SIN HABER LEÍDO»

On 3 marzo, 2015 by Redacción Creatividad Literaria

elmurmullo

En el salón del hotel de Oviedo donde se aloja Milo J. Krmpotic durante el Tormenta Fest hay una exposición de zapatos. Antes que sentirnos vigilados por tacones y hebillas cruzamos la calle y nos adentramos en el mundo sidrería. Solo hay un problema, el recuerdo del cachopo de la comida planea durante la charla y en vez de creación podríamos terminar hablando de rebozo. Pero no, aunque me apunto para la próxima entrevista esta posibilidad ¿No dicen que el ser humano empezó a desarrollar la inteligencia cuando comenzó a ingerir proteínas de origen animal?

A lo que vamos: Milo J. Krmpotic presenta en Asturias El murmullo (Pez de Plata, 2014), novela que sigue a Historia de una gárgola (Seix Barral, 2012), Las tres balas de Boris Bardin (Caballo de Troya, 2010. Premio Notodo.com a la mejor novela de 2010 y finalista del Memorial Silverio Cañada en la Semana Negra de Gijón 2011), Sorbed mi sexoUn trayecto a las vidas de Paul Boissel (Caballo de Troya, 2005) y tres novelas juveniles: El bosque de colores, El noi i les ones, finalista del premio Folch i Torres, y El tiempo de los sueños.

Junto a Toni Iturbe comparte cabecera en Librújula, un nuevo y prometedor espacio para las letras nacido en 2015 tras el debilitamiento de Qué Leer, revista de referencia nacional de la que fue crítico y redactor jefe durante los últimos quince años. De esta experiencia sacó algo en claro para su faceta de escritor: «En Qué Leer recibía entre cien y ciento cuenta libros a la semana… Te acabas dando cuenta de que si quieres publicar debes aportar algo diferente porque si no, no tiene sentido».

Hablemos pues tanto de sus modos de escritor como de su visión del panorama editorial.

Como crítico señalas las virtudes y los defectos de la novelas de otros. ¿Cómo eres con tu propia obra? ¿Te resulta más o menos complicado?

Un aspecto muy importante del crítico es conseguir una cierta distancia. La perspectiva es importantísima a la hora de enjuiciar una obra. Y esa distancia con uno mismo es ciencia ficción. Es pura fantasía. Ya como crítico cuando estás leyendo un libro muchas veces eres prisionero de tus propios estados. Si un día estás cansado es posible que la lectura se te haga pesada pero bueno, lo contrastas con el resto de días y te das cuenta de que era tu estado el que hizo que tuvieras una visión negativa. Si eso te pasa con el trabajo de los demás con uno mismo mucho más. Pero no es mi labor. Mi labor como escritor es que se adecúe lo máximo posible a la idea original que tenía en la cabeza y dejo a los críticos que hagan su trabajo.

Y en el momento de la reescritura, ¿eres capaz de encontrar con facilidad los puntos buenos y malos de tu obra?

A la hora de reescribir sí. Lo ideal es que una novela la acabes, la dejes en el cajón y a los seis meses vuelvas a leerla. Con cierto distanciamiento puedes percibir ciertas cosas. Siendo crítico y habiendo leído bastantes libros reconoces ticks, excesos, errores. En ese sentido sí que puede ser una ayuda, pero valorar el trabajo de otros y reescribir son dos trabajos diferentes porque cuando reescribes también estás creando. Reescribir es otro proceso de creación que a mí me llena mucho y me provoca menos inseguridades, pero forma parte también del proceso creativo.

Leer tantas obras de otros ¿te ha servido como escuela? ¿O tienes una parte negativa en cuanto a la tendencia de copiar a otros, adquirir muletillas o desarrollar manía a cierto tipo de literatura?

Hay una parte formativa. Yo no entiendo a quien se pone a escribir sin haber leído. Yo tuve una adolescencia de lector compulsivo y leía de todo. Desde Shakespeare a Isaac Asimov o Stephen King. He leído bastante, por gusto y también por exigencias profesionales. Por un lado aprendes, sin duda, y por supuesto que te quedas con cosas. En El murmullo quizás se note una variación sobre el fraseo que tiene Chuck Palahniuk. Claro, el ritmo de Palahniuk si lo calcas estás siendo Palahniuk, pero puedes aprender de los trucos que él usa para conseguir efectos similares. Además, el universo de El murmullo no se aleja mucho de algunas obras de Palahniuk. Para mí uno de los escritores más melódicos que existen es Cortázar y yo le he leído mucho. Eso se tiene que notar. Llega un momento en que reconoces la partitura y creas tus propias variantes. Leer mucho es formativo, pero a la vez hay un problema. Yo en Qué Leer recibía entre cien y ciento cuenta libros a la semana. Sobre todo novelas. Evidentemente solo podía leer un par a la semana y te acabas dando cuenta de que si quieres publicar debes aportar algo diferente porque si no, no tiene sentido. Siempre he tenido claro que con mis libros debía sentir que ofrecía una cierta variación. Por este motivo tal vez puedes llegar a enrocarte en ser diferente, pero yo siento que tengo que traer algo un poco distinto.  Seguro que ya está hecho, nadie tiene un conocimiento universal de toda la literatura, pero al menos intentarlo.

Un listón muy alto.

Sí por eso quizás parto del género para salirme de la tangente. El género te da unas estructuras muy claras y unas ideas. Si intentas no seguir la estructura típica del género ya estás siendo original, pero pon original con tres pares de comillas.

Después de publicar con Seix Barral ¿has elegido tú una editorial independiente como Pez de Plata o te eligieron ellos a tHistoria-de-una-gárgolai?

La historia es que este libro iba a salir con Seix Barral. A Elena Ramírez le gustó mucho. Hicimos todo el proceso de edición con los cambios sugeridos, los errores, etc. Pero coincidió con un momento en el que Planeta empezó a recortar de manera notable, hubo una serie de despidos y a Elena le pidieron una serie de resultados comerciales. No es que mi libro no los fuera a alcanzar, es que en ese momento ella también estaba trabajando con otros autores, como por ejemplo una recopilación de textos de Don de Lillo. Yo también hubiera hecho lo mismo, ¿a quién eliges publicar entre De Lillo O Krompotic’? Con toda la amistad y cariño del mundo liberó mi libro. Lo mandé a un par de editoriales, pero en la Semana Negra conocí a Jorge de Pez de Plata y me lo pidió a título personal. Al tiempo me respondió entusiasmado y opté por ellos porque me gustaba la editorial y su entusiasmo. Salir con una grande te da presencia pero no te garantiza unas ventas. Quise sacarlo con quien de veras me apetecíam y la verdad es que lo que han hecho tanto en la reedición como con el trabajo visual de Leticia Vera para la ilustración me hace estar muy contento con la elección.

He leído que has dejado varias novelas a las diez o quince páginas. ¿Crees que la continuidad y el trabajo pueden lograr que una novela salga adelante? ¿O es una cuestión de que hay tramas, historias que es imposible que funcionan?

Hay varias razones para dejar una novela a las diez o quince páginas y no todas se tratan de una imposibilidad creativa. La historia de La Gárgola fue un proceso de siete reescrituras a lo largo de ocho o nueve años. El murmullo ha sido más inmediato en ese sentido. Yo llevo muchos años en horario de oficina y escribiendo la noche de los jueves, la madrugada del viernes y las mañanas del sábado y el domingo. A veces simplemente tienes que escribir esas diez o quince páginas, dejarlas y quizás vuelvas a ellas. Yo no he renunciado a ellas simplemente. Tal vez en el momento no sentía la pasión necesaria por culpa de esos horarios o no tenía la disponibilidad. Uno no tiene las mismas condiciones de tiempo y de energía siempre. Recuerdo que una de mis novelas comenzó en un papelito que escribí una noche mientras acompañaba a mi cuñada en el hospital. Un año después aquella nota fue el inicio de uno de mis libros, y lo terminé. Nunca me he enfrentado a una imposibilidad, sí posiblemente a una pérdida de entusiasmo. Hay fragmentos sueltos que he recuperado y han terminado integrando otras novelas, así que hasta el día que me muera no doy por perdido ningún apunte.

¿Hasta cuándo revisas una obra antes de darla por terminada?

Realmente hasta que llega el dead line. Llega un momento en el que la ves bastante pulida como para mandarla a un editor o también puede llegar ese otro momento  en el que estás completamente cansado y no quieres verla ni en pintura. Pero en general,  la mandas, a alguien le gusta y te dice que la quiere para tal día. Es el día que te toca revisarla. Intento ser práctico y no darle muchas vueltas porque sé que si no nunca terminaría. Cuando estás muy metido pierdes perspectiva y puedes llegar a pegarle un giro de ciento ochenta grados a la novela. Es bueno tomar distancia.

¿Cómo defines tú escribir bien en literatura? ¿Qué es algo para ti bien escrito?

Como crítico yo creo que un libro está bien escrito si lo que tú crees que el autor quería proponer está en la novela. Qué Leer se caracterizó por no despreciar ningún tipo de lectura. A mí no me molestan El código Da Vinci o Cincuenta sombras de Grey porque sean best sellers sino porque están mal escritos. En ese sentido hay best sellers muy bien escritos. Personalmente, creo está bien escrito aquello que me provoca algún tipo de experiencia o de placer. Hay historias o párrafos que me atrapan, por ejemplo el último Beckett. No había apenas historias, pero la abstracción estaba tan bien escrita.

¿Cuál es tu método mientas trabajas en una novela?

Básicamente frotarme los ojos porque seguramente tendré sueño o estaré cansado; hacerme un té, algo que sea de consumición lenta y pausada. Por ejemplo los conguitos van fatal porque los comes de forma compulsiva y no estás escribiendo. El té ayuda mucho. Es forzarte a seguir un esquema de trabajo. Si me he marcado cada viernes quedarme de madrugada, pase lo que pase,  a no ser por razones de fuerza mayor, trabajo. La inspiración a veces llega de la nada pero generalmente a mí me llega durante el proceso de creación. Evidentemente una novela con sus más de cien páginas no se escriben sola. A mí me hace falta dedicación.

Tengo la sensación que el thriller fantástico y el terrorífico están poco valorados. ¿Por qué9788496594739 crees que es así?

Hace un mes estuve en Barcelona Negra con Stephen Larson y el tipo estaba fascinado por la visibilidad que le damos a la novela negra. Contó que en Suecia jamás aparece el género en un suplemento cultural y si aparece es para cargárselo. Hubo una época en la que la novela de género era la hermana pequeña. Pero muchos escritores literarios han hecho variaciones de género, como La trilogía de Nueva York de Paul Auster o el mismo Beckett, y eso ha ayudado. También se ha roto de un tiempo a esta parte el elitismo cultural que acompaña a la novela literaria. En Estados Unidos Stephen King ha recibido por ejemplo la medalla de la National Book Foundation en reconocimiento a su carrera. Tiene libros pesimamente escritos, con mucha rapidez, pero también tiene cinco o seis novelass de terror muy buenas. Es una barrera que se rompe. En España también, porque por el lado literario elisita la literatura se está yendo al garete. Ya no existe ese prestigio. Todo forma parte de un proceso de pérdida de importancia de la prensa, etc. Antes leer significa algo. La gente mentía sobre sus lecturas. Ahora la gente se enorgullece de no leer.

En una entrevista decías que las editoriales tenían que seleccionar más para publicar menos. ¿Tú asumirías tener novelas y no publicarlas?

Al principio había un punto de ego. Hoy en día la publicación es simplemente el sentir que el trabajo alcanza un punto culminante. Y además uno no escribe solo para sí. Yo he disfrutado mucho con libros, discos, películas y me gustaría formar parte de esa tradición de gente que entretiene y plantea preguntas. Y ya no es solo el tema del ego, creo que responde a un proceso que se me antoja natural. Yo soy un escritor que escribe cuando tiene algo que contar.  Sin embargo, en España hay muchos libros de encargo ex proceso y otros pactados con un premio de antemano. Hablo de un modelo de negocio sobredimensionado donde los grupos editoriales para no pagar devoluciones las abonan con otras novedades. Esto hace que tengan que mantener el ritmo de producción, lo que significa decenas de miles de libros al año y con lo poco que se vende la industria está condenada a explotar. El día que un grupo tenga que abonar devoluciones en vez de enviar nuevos libros no podrá hacer frente.

¿Qué es lo que te más te gusta de escribir?

La sensación de que he conseguido acercarme bastante a lo que quería decir o transmitir. Aquello que decía Miguel Ángel de que la estatua estaba dentro del bloque de mármol y que sólo hay que encontrarla, pues mi sensación es bastante opuesta: yo diría que la estatua está fuera del bloque de mármol. Las posibilidades son amplísimas y tú tienes que ir escogiendo, sobre todo lo que no vas a utilizar, y a partir de ahí generar algo. Cuando eso se parece a mi idea, intención y emoción original me llena mucho. Es una experiencia entre emotiva e intelectual que da sentido a la vida. Aunque hay más cosas que dan sentido a la vida, claro.

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