JENN DÍAZ: «ESCRIBO MUCHO Y COSAS DISTINTAS, Y ES ASÍ COMO ME MANTENGO EN FORMA»

On 17 diciembre, 2014 by Redacción Creatividad Literaria

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Jenn Díaz es una de las elegidas de dos antologías de narradores españoles menores de treinta años (Bajo treinta y Última temporada). Entró en esta selección antes de los 25 años, los que tiene ahora y ya con cuatro novelas en las librerías: Belfondo, El duelo y la fiesta, Mujer sin hijo Es un decir. También colabora con, El Periódico, Jot Down y Catorze.cat, donde publica un cuento semanal. En la siguiente charla relata cómo se arrancó a escribir tras leer a Carmen Martín Gaite y Ana María Matute, y también cuenta el impulso que supuso su participación en un blog en el que compartía relatos con otros escritores anónimos. Tras la publicación de su última novela, Es un decir, en ABC la definieron como «la niña prodigio de la literatura contemporánea».  ¿Cuáles son las experiencias y las rutinas de esta escritora…?:

He leído que dejaste Filología para dedicarte solo a escribir. Si esto es cierto ¿cómo y cuándo te das cuenta? ¿Tan poco aportaba la carrera? Y, en tu opinión, ¿es necesaria una dedicación total para convertirte en escritora?
Sí, dejé Filología porque no iba a clase y no valía la pena seguir pagando para no asistir a ninguna de las clases. Después empecé a escribir sin descanso, pero no dejé la carrera para escribir. No lo he visto nunca tan claro. Entonces me puse a trabajar porque si algo me interesaba más que escribir y ser filóloga era volver a independizarme, después de verme en casa de mis padres tras vivir unos meses en Bilbao. Y ya no he visto el momento de matricularme de nuevo, porque empecé a escribir y trabajar y me va bien. En cuanto a la dedicación… yo ahora no concibo mi vida saliendo de casa todas las mañanas para ir a trabajar y llegar ocho horas más tarde y ponerme a escribir. Supongo que hay métodos para todo y yo también he escrito mientras me dedicaba a otras cosas, pero no es la mejor opción, porque también escribo mientras no escribo, y si cuando no estoy escribiendo estoy haciendo algo que requiere mi atención, es tiempo que no dedico a la escritura sin cuaderno delante. En cuanto a «convertirte» en escritor… no basta con una dedicación total.eldueloylafiesta_frontal_baja

¿Cómo te convenciste de que estabas haciendo lo correcto? ¿Tuviste en algún momento dudas por salirte del “camino habitual”? En ese caso, ¿cómo las superaste?
¡Nunca me he convencido de que estaba haciendo lo correcto! Pero no cambiaría la decisión que tomé, porque no la tomé conscientemente: dejé de ir a clase y necesité dinero, así que me puse a trabajar. Si en algún momento hubiera tomado la decisión drásticamente o me hubieran hecho elegir, seguramente me plantearía más dudas, pero no fue así, fue muy natural, y algo que sale de forma natural… Además, lo que vino después fue suerte y más suerte, así que es muy difícil contestar esto objetivamente. Si me hubiera ido mal, seguro que diría que me equivoqué. En cuanto al camino habitual… uno siempre quiere salirse del camino habitual, ¿no? Aunque sea para después volver a él.

¿Cuál era tu rutina antes de convertirte en una escritora con libro publicado?
Antes de convertirme en escritora con libro publicado era estudiante, así que iba a la universidad —al menos iba— por la mañana y volvía a mi casa al acabar y me echaba a dormir. No leía mucho y escribía menos. Pero de pronto leí a Carmen Martín Gaite y la cosa cambió un poco. Abrí un blog (EL SHOW DE FUSA) y encontré oro. Hasta aquel momento yo no había leído lo suficiente ni estado en contacto con gente que leía, así que fue un despertar: empecé a escribir y a compartir lo que escribía, y fue casi una adicción.  Lo que hizo por mí el blog fue ponerme en contacto con otra gente que escribía y hablaba de libros. Por ejemplo, descubrí autoras como Clarice Lispector gracias a Isabel Mercadé, una de las primeras personas a las que seguí en el blog. Y ahora Lispector es fundamental para mí.

¿Cómo lograste publicar Belfondo? Cuéntanos un poco tu historia.Belfondo
Un poco por casualidad. Un editor dejó de serlo para convertirse en agente, y teníamos amigos en común. Acabé entregándole dos manuscritos: Bergai y Belfondo; y mientras los leía acabé lo que hoy es Es un decir, aunque entonces se llamaba El papel de la noche y no era exactamente así. Los editores de Principal de los Libros acababan de empezar con Ático y para el sello menos literario buscaban autores nacionales, así que mi nuevo agente entregó los tres ejemplares y ellos, acertadamente, consideraron que Belfondo era la mejor opción.

Desde entonces, ¿qué has aprendido que hayas puesto en práctica en tus siguientes novelas?
He leído y leído a autores que me han interesado, y de cada libro he aprendido cosas que he aplicado en el siguiente. Pero también me han pasado cosas que han modificado mi idea de algunos asuntos, y esos descubrimientos también los he ido aplicando. Es como andar y correr y aprender los diferentes ritmos de las piernas: en las novelas pasa lo mismo. Vas, vuelves, coges impulso, retrocedes, vas lento, te paras. Es como cualquier otro aprendizaje: lo que te pasa y lo que lees es fundamental. Y así, algo concreto… que es mejor intuir algo que acotarlo. Y que la puntuación es una herramienta para construir el ritmo de la novela, así que debes moldearlo a tus necesidades, aunque eso suponga no utilizar la puntuación formal y correcta.

¿Cómo organizas la escritura de las novelas? ¿Del tirón, por arreones, con esquemas, post its, como fluya192?
No la organizo, voy escribiendo. Pero lo escribo todo tal como viene, avanzando, página uno, dos, tres, cuatro, y cuando llego al final, vuelvo al principio. Y así varias veces. Primero a mano (las últimas novelas), después pasando al ordenador, después imprimiendo y corrigiendo, después pasando al ordenador, y así hasta que acabo harta. Pero la primera escritura, que es la que más me divierte, aunque también sufro, es un chorro que sale rápido y seguido.

¿Dónde escribes?
En mi casa. Si no hace frío, en un espacio que tengo con escritorio, sofá, ventana. Si hace frío, lo armo todo en el salón.

¿Alguna vez no escribes porque te da miedo que no se te ocurra nada o que lo que salga no sea bueno?
Que no sea bueno siempre lo estás pensando. Y también estás siempre pensando que es bueno. Y después que no lo es. Y después que lo es. Y hay un momento en que tienes que acabar con eso y dárselo a quien tengas que dárselo: un agente, un editor. Pero nunca me ha pasado que ese sentimiento y esa inseguridad me hayan paralizado. Todo lo contrario, escribo mucho y cosas distintas, y es así como me mantengo en forma.

¿Y te ha sucedido que escritas 20 o 50 páginas la historia ya no da más de sí?img903
Sí, y entonces se queda en cuento largo. No me preocupa. De hecho, mis novelas son bastante cortas, así que 50 páginas para mí es una nouvelle o un cuento estirado. No es nada malo que una historia no dé más de sí, lo malo es que le metas paja para inflarlo. Parece que si una novela tiene 500 páginas, oh, cuánta cosa interesante habrá dentro: error.

¿Crees más en la creatividad o en el análisis y reflejo de la sociedad?
No es que crea más en la creatividad, es que yo por ejemplo no analizo y reflejo a la sociedad en mis novelas. Supongo que es algo que no eliges. O yo no, al menos.

¿Cuál es tu mayor dificultad a la hora de escribir una historia?
El tono. Quiero una voz que fluya como una primera persona aunque no lo sea, y es lo que más me cuesta. Cuando lo tengo, ya empieza a ir solo.

También escribes cuentos, de hecho uno semanal ¿no? ¿De dónde sacas las ideas? ¿Te cuesta ponerles punto y final? ¿Esos cuentos te sirven como material para las novelas?
Los cuentos semanales pertenecen a una sección que se llama Els fills dels altres, los hijos de los otros, así que siempre son niños, primeras personas. Las ideas salen de todas partes, de mi casa, del periódico, de una foto, de mi memoria. Y son historias sencillas, no necesitan mucho adorno, así que tampoco me cuesta mucho encontrarlas. Como son muy breves, no es difícil ponerles el punto y final, y como son semanales y los escribo el mismo lunes, que es el día que salen, tampoco me planteo muchas cosas. Por suerte, Eva Piquer, la editora de Catorze.cat, hace una buena corrección. De todos modos, no sirven para una novela, porque son anécdotas; como mucho, podría estirarlos y escribir un cuento más largo. Pero es un gran ejercicio para mejorar mi catalán.

En los artículos que publicas en Jot Down se ve que eres una gran lectora, además de tener una fina capacidad analítica. ¿Qué aprendes de las lecturas y de qué autor has “copiado” más?Mujer-sin-hijo
Aprendo muchísimas cosas. Mientras leo voy viendo qué cosas me gustan y qué cosas no me gustan, y te ayudan a crearte un discurso interior de qué quieres y qué no quieres en una novela tuya. Ahora estoy leyendo muchas biografías y no me sirve tanto por el estilo, porque no es ficción, pero me ayuda a comprender los métodos de otros escritores y a acercarme a la trastienda de escritoras como Carson McCullers o Flannery O’Connor. Y como para acompañar esas lecturas de biografías también leo los cuentos y alguna que otra novela corta, el proceso es muy enriquecedor. Después todo eso intento volcarlo en un artículo, pero diría que es una cosa mía y el artículo es la excusa para animarme a hacerlo. Y copiar… empecé copiando a Carmen Martín Gaite y después copié a Ana María Matute y después a Natalia Ginzburg y más o menos he ido copiando a todo aquel que he leído, porque lo hago sin querer. Noté que mi novela Mujer sin hijo cambiaba de tono al leer una biografía de Marguerite Duras y sumergirme en su vida.

¿Qué consejo das a esos autores que no logran publicar?
Que firmen un contrato con un agente que haga ese trabajo por ellos y sigan escribiendo despreocupadamente.

¿Estás escribiendo una nueva novela? Cuenta, cuenta…
Sí, una novela en catalán. Por eso son de gran ayuda los cuentos semanales.

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